lunes, 1 de agosto de 2011

The chair de Hans Wegner

Proceso de fabricación de la popular silla "The Chair" creada en 1949 del diseñador danés Hans Jørgen Wegner, que creo cerca de 500 productos en madera, entre los cuales se encuentra la silla "Chair," apodo que cobró este diseño después de que los candidatos a la presidencia estadounidense John F. Kennedy y Richard Nixon se sentaran en este modelo de sillas, diseñadas por Wegner, para el decisivo debate presidencial de 1960. Se convirtió en un clásico, e impulsó a Hans J. Wegner a la fama mundial.








La arquitectura y el diseño de muebles daneses han sido aclamados a escala internacional desde la década de los cuarenta del siglo pasado. Gran parte de esta distinción se puede atribuir a Hans J. Wegner.

El 26 de enero del 2007, Wegner, el último de los grandes de la época dorada del diseño danés, falleció a los 92 años de edad. Él y sus contemporáneos – Arne Jacobsen, Finn Juhl, Verner Panton, Børge Mogensen, Ole Wanscher y Nanna Ditzel – pusieron a Dinamarca a la vanguardia del mundo del diseño de muebles.

Por el Amor a la Madera
Nacido el 2 de abril 1914, en el sur de Jutlandia, era hijo de un zapatero. Teniendo las herramientas de su padre a su disposición, aprendió, desde muy temprana edad, a trabajar con madera, tallando pequeñas figuras de barcos, y desarrollando así una apreciación por este medio. Su progenitor le introdujo a la ebanistería, y le inculcó la firme moral de que la calidad nunca ha de ser comprometida.

Claramente, la apaciguada existencia rural de Wegner, le proporcionó con un progreso natural hacia su futura maestría de combinar el confort con la funcionalidad en sus diseños.

 “La apreciación por los materiales es universal, y el amor por la madera es algo que toda la humanidad comparte” – dijo Wegner.

Tras los Pasos de los Gigantes
El talento de Wegner para manipular la madera le llevó a Copenhague donde estudió en la Escuela de Artesanía en 1936. Orla Mølgaard Nielsen, uno de sus profesores, reconoció el talento del joven y le recomendó al famoso arquitecto Arne Jacobsen.

Durante los años bélicos de la segunda guerra mundial, Wegner asistió a Jacobsen en sus trabajos de diseño del ayuntamiento de la ciudad de Aarhus. Inspirándose en el estilo de Kaare klint, considerado el padre del diseño danés, Wegner aplicó el estilo minimalista durante su período de cooperación con Jacobsen.

En 1943 Wegner consiguió abrir su propio estudio en Aarhus y recibió inmediato reconocimiento por la que es considerada su primera obra maestra - La Silla China. Una pieza tallada en caoba, con un marco esbelto y arcado, y un asiento reclinado.

La Época de la Silla
Wegner degustó el éxito y se concienció de que Copenhague era el lugar donde un emergente diseñador debía estar. Tras un período trabajando con el arquitecto Palle Sueson, pudo abrir un estudio en 1947 en la capital.
No tardó en asegurarse contratos de diseño con varios fabricantes de muebles.

Esta fue la época en la que produjo gran parte de sus sillas más famosas, como era el inmenso Pavo Real, La Silla Y, y la más celebrada de todas, la silla Chair. Esta última cobró su apodo después de que los candidatos a la presidencia estadounidense John F. Kennedy y Richard Nixon se sentaran en este modelo de sillas, diseñadas por Wegner, para el decisivo debate presidencial de 1960. Finalmente se ha asociado la silla con Kennedy, que representaba la imagen relajada, sosegada y moderna del futuro norteamericano.

La Ironía de la Fama
Aunque sus diseños se hicieron mundialmente conocidos, Wegner puntualizó que tan solo estaba aplicando los aspectos más básicos de la construcción de una silla.

“Muchos extranjeros me han preguntado cómo hemos creado el estilo ‘danés’. Yo les contesto que es a raíz de un constante proceso de purificación – que para mí es simplificación – recortar hasta alcanzar los elementos más fundamentales de cuatro patas, un asiento, y la combinación de respaldo y brazos.”

Wegner no tenía aspiraciones presidenciales para la silla Chair, ni para sus otros diseños. Su objetivo era proporcionar confort y lujo, y que éstos estuvieran al alcance de todos. Irónicamente, sus sillas pueden alcanzar un precio de miles de Euros en subastas y tiendas en boga.

Ante este desarrollo, Wegner expresó su desilusión durante una entrevista que concedió en 1997. “Esa nunca fue mi intención. Puse énfasis en que las sillas tenían que ser asequibles y estar al alcance de todos.”

La modestia de Wegner y su aire despreocupado, son características, reflejadas tanto en su personalidad como en sus diseños, que serán recordadas. Como dijo él al describir su trabajo, “una silla no está acabada hasta que alguien se siente en ella.”

Fuente PP MØBLER y Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca

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